Problems y mas problems!!

En la segunda etapa todo fue mas complejo, tuvimos que subir cuestas en las que la ambulancia se calentaba tanto que nos escupía todo el agua al ponerse a hervir (así llevábamos desde Rusia). Cuando mas confiados íbamos a unos 90-100km/h pasando encima de los baches (la velocidad mas adecuada para la Sirenita y ese camino tal vez seria alrededor de unos 60km/h), levantando polvo a muerte! Era como pasar esas franjas que nos ponen aquí para reducir la velocidad pero si parar durante muuuuchos Km. cuando de golpe comenzamos a escuchar un ruido muy feo, se mascaba la tragedia y justo al parar lo vimos claro, suspensión rota y pinchazo, que momento!! Además había una plaga de mosquitos hambrientos que no quería desaprovechar el momento para chuparnos la sangre… allí tomamos la decisión de regresar 30km hacia atrás a unos 20km/h y ver si podíamos arreglarlo medianamente rápido, la verdad es que estábamos un poco pesimistas. Creo que la incertidumbre te mata en medio de esos caminos.

Esta vez tuvimos suerte, dimos con el mecánico indicado y lo pudieron arreglar, la rosca que sujeta la suspensión había desaparecido y se había salido de su sitio, pero al final, unas horas, algo de dinero y seguíamos en camino (suerte que retrocedimos porque el camino estaba fatal). Tiramos todo lo que pudimos y ya de noche, hartos, paramos a cenar. Ya en este punto vimos que las comodidades habían desaparecido. Todo tenia polvo, por fuera y por dentro, no estaba nada en su sitio, se había caído agua que llevábamos en la parte de atrás para dar de beber a la Sirenita, que junto al polvo hacia un barrito muy molesto, vamos una guarrada y cada vez que cogíamos algo de comida olíamos la mezcla de botes de nescafe, tomate, mejillones en escabeche,... que reventaron con los saltos que dimos, era bastante asqueroso meter la mano en la caja de la comida. Ese día también dormimos con la ropa sucia; si no puedes con el enemigo, únete a el!!

El tercer día empezó torcido, porque no arrancamos, sin motivo aparente estábamos sin batería. Primero empujamos, pero pronto pasamos al plan “b”, las pinzas… las pusimos, arrancamos, sonreímos, y en 50m otra vez parados… ese proceso tan divertido, lo repetimos hasta 4 o 5 veces, con coches diversos, hasta que descartamos la batería, era EL ALTERNADOR o como dicen los mongoles: dynam dynam!! (Siempre hay que decirlo dos veces). En ese punto, te desesperas bastante, has dormido mal, la suerte no te acompaña y estás a 50Km del próximo pueblito. Has dejado a 70Km la ciudad donde arreglamos la suspensión, te faltan 380km hasta la siguiente ciudad y la Sirenita no puede moverse. La verdad, creo que ha sido uno de los momentos mas inquietantes del rally, no veíamos nada, ni un triste mongol… solo un goteo de vehículos que pasaban de vez en cuando (allí no hay muchos caminos y estábamos en el principal) tocaba esperar. El problema era que solo nos podía remolcar un camión, con lo cual todo lo que no fuese un camión en la misma dirección no servia, parar un coche/moto solo servia para charlar y “consolarse”. Para desgracia nuestra ese día llovía en el Gobi, era para llorar!! Pero con paciencia, paramos un camión al que le pagamos para que no remolcase hasta el pueblecito, a ver si teníamos suerte allí. Ese pueblo, resulto ser una aldea perdida, donde no tenían mecánico y solo habían 2 camiones. Uno, el que nos trajo, que no pedía ahora 300$ para llegar a la ciudad y un militar despreciable que pedía 400$. Así que desesperados tras intentar negociar y fracasar; estábamos dispuestos a pagar los 300$ (una locura necesaria). Pero al llegar nos dice el tío que NO!! Vaya plan!! Solo nos quedaba el Militar, y uno borracho mongol que decía ser mecánico y pretendió arreglar un alternador con las piezas que le sobraban a un televisor viejo, tal vez el vodka le impidió acertar con el cable correcto…
Solo nos quedaba el militar del que pasamos olímpicamente… empezaba a irse el sol y estábamos sin opciones hasta dar con otro camión, esta vez de Kazajos, que se ofrecieron a remolcarnos por 100$ una vez arreglaran su camión roto (allí todo se avería). Así fue como por la mañana salimos con ellos remolcados por un cable. Menuda maratón, nosotros contábamos por km. Pero en Mongolia es diferente… quien nos iba a decir que pararíamos 6 o 7 veces entre ayudar gente y reparar ese camión tarado. Solo recuerdo una parada para comer… comimos, nos subimos al techo e incluso meamos en marcha (solo faltaba ir parando mas) y si a esto le sumas todas esas hora comiendo el polvo y baches tras el camión… era una situación desagradable, que no nos dejaba gozar del paisaje, ni de la ruta, pero cuando no hay elección… pasamos 12h por el Gobi remolcados hasta llegar a Altai. Ese día lo recordamos como duro y agotador, acabamos fundidos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario